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HIMNO A TOMELLOSO

miércoles, 24 de julio de 2013

Tomelloso ciudad del vino pintura y letras. (Los bombos)


El “bombo”, obra de arte popular en piedra seca, tiene su relación más directa en la roturación de tierras baldías, 


el labriego que las ara encuentra escondidas bajo su capa piedras calizas que estorban a sus cultivos, 


con enorme dificultad las rompe y saca a la superficie reuniéndolas en montones, la inteligencia natural y sentido práctico del hombre del campo descubre en ellas la capacidad creativa de su aprovechamiento para levantar sin andamiajes, 


plomadas y argamasas esta joya de arquitectura petrea.


 Una vez erigida la primera, aprenden unos de otros empleando la matería que la tierra les brinda crear ¡arte generacional en sí!. 


El “bombo”, es a su vez expresión cultural de una época que arranca en el Siglo XVI y supuso en el XVIII y XIX para Tomelloso un periodo de esplendor con la plantación masiva de su viñedos. 


Al mismo tiempo que proliferaban las viñas, aparecen de inmediato en su paisaje estas obras maestras de piedra seca, 


ligadas a un pasado vivo donde el hombre se enfrenta a la naturaleza creando en una tierra hostil el hábitat adecuado donde poder guarecerse de las inclemencias del tiempo, 


con la singularidad, que su refugio se ha convertido con el tiempo en un elemento de gran valor etnográfico con visos arqueológicos avalados como importante patrimonio historico-artístico. 


Ordenando las piedras durante la soledad de siglos, nos dejaron el producto de su obra y un cambio radical al paisaje,


cubriéndolo con el rico color verde de sus viñas y otras plantaciones, 


marcando el camino a nuevas generaciones que con Fé disfrutan y exaltan intimamente ligado a ella. 


Los alrededores de la ciudad de Tomelloso está enriquecida por estas geniales joyas arquitectónicas que decoran el paisaje rural y lo embellecen, 


proporcionando a Tomelloso una seña distintiva y peculiar. 


Son arquitecturas rústicas de carácter agrícola. 


Están fabricados de forma natural con la piedra del lugar (lajas o lanchas), 


desenterrada por el arado y amontonada en las lindes. 


La construcción requiere una esmerada técnica ya que se realiza piedra sobre piedra sin ligar con ningún tipo de argamasa (técnica que en arquitectura de denomina de “piedra seca”). 


El techado o la cubierta se realiza en forma de falsa bóveda.


La planta suele ser aproximadamente circular. 


Es admitido por los agricultores que los bombos se construyeron a partir de la segunda mitad del s. XIX como consecuencia de la extensión del cultivo de la vid sirviendo como vivienda y refugio durante las faenas del campo. 


En su interior podemos encontrar entre otros, la chimenea para el fuego, 


los poyos para el descanso, las hornacinas a modo de alacenas, 
las estacas clavadas en las paredes o ganchos donde principalmente se colgaban los aperos al terminar las faenas y la zona de la cuadra para los animales, 
los cuales proporcionaban calor durante la noche. 
 La singularidad de estas construcciones fue acogida con gran interés por los participantes del I Congreso de Arquitectura Rural en piedra seca y solicitaron a la UNESCO la declaración de los Bombos como Patrimonio de la Humanidad. 
En el Museo del Carro y Aperos de Labranza se encuentra “El Bombo” construido por Pablo Moreno e inaugurado en 1970.

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